Queridos amigos españoleros. ¿Queréis saber una historia muy infeliz, muy infeliz, pero que termina con un final feliz? Pues quedaos a ver el vídeo.
Vamos a empezar, como siempre, con nuestro mantra particular: Yo hablo español, yo hablo español, yo hablo español.
Y hoy, amigos, os traigo una historia que a mi me gusta mucho, porque es una de esas historias que como siempre sabéis, me gusta contar y que nos hace reflexionar, nos hace pensar sobre la vida y ésta me parece muy interesante y se titula: La historia del cuervo infeliz.
Un cuervo es un animal negro, es un pájaro negro. Os dejo la foto para que veáis exactamente de que estamos hablando. Y en honor a este cuervo, yo me he vestido, como podéis observar, de negro como el cuervo, para contar este cuento. Y empieza de la siguiente manera:
Había una vez un cuervo en una rama llorando llorando porque se sentía el pájaro más triste, más infeliz y miserable de la faz de la tierra. Era el más triste. Debajo del árbol había un monje en meditación y al monje le cayó una lágrima del cuervo. Miró este hombre para arriba a ver que pasaba, ¿porque le había caído una gota de agua?, que él pensaba que era una gota de agua. Y se dio cuenta de este cuervo que estaba llorando y le preguntó: Pero…¿ por qué lloras? ¿Qué te pasa? ¿Qué problema tienes? El cuervo muy triste, le dijo: Me siento muy mal, me siento muy triste e infeliz. Nadie me quiere, nadie me ama, la gente me tira cosas, cuando me acerco a ellos se van corriendo, nadie me da de comer. Una vida así no merece la pena vivirla. Yo prefiero morirme. El monje se compadeció de él y le dijo: Amigo cuervo, no te pongas así, no estés triste. Debemos de aprender a ser felices en la condición que tengamos, en la condición o de la manera en que nos haya tocado vivir en este mundo. Pero el cuervo no se convencía. Seguía llorando y llorando, así que al monje se le ocurrió una idea y le dijo: Pero… ¿tú qué quieres ser? Dime en qué te quieres convertir, porque yo lo puedo conseguir con unas, con una de mis oraciones o con uno de mis mantras. El cuervo lo tenía claro. Él querría ser un cisne. ¡Qué bonitos eran! ¡Qué plumaje tan blanco! ¡Qué plumas tan preciosas! Eran como animales iluminados en medio del lago, con esas plumas tan maravillosas. Al cisne todo el mundo lo ama. Todo el mundo lo adora y lo observa. Se debe ser muy feliz así. Y esas plumas que tiene tan blancas como la leche.
Ell monje le dijo: De acuerdo, vamos a hacer una cosa. Te pido que visites a un cisne y le preguntes si es feliz. Si el cisne es feliz, yo te convertiré en cisne. El cuervo emprendió el vuelo muy contento porque por fin iba a poder ser feliz, convirtiéndose en otra cosa, en otro animal. Así que buscando, buscando, encontró un lago con un cisne y le dijo: Amigo cisne, ¡qué bien te veo! ¡Qué agusto estás en tu lago! Tus plumas son tan blancas… Todos te aman. Debes de ser muy feliz. A lo que el cisne contestó: No, no soy para nada feliz. Hay tantos colores hermosos en el mundo y yo solo soy blanco. El blanco es un color aburrido y simple. Pienso que el loro con esas plumas de tantos colores tan bonitas, debe ser muy feliz.
El cuervo se quedó muy pensativo y decidió ir a buscar un loro. Cuando por fin lo encontró, le dijo: Eres un pájaro muy colorido y hermoso. Debes de ser el más feliz del mundo. Y el loro contestó: ¡Oh, amigo cuervo! No, no, no, no soy para nada feliz. Soy muy infeliz de hecho, porque la gente coge a los loros y los mete en jaulas como mascotas. Y yo vivo con el miedo constante de que alguien me atrape y me encierre en una jaula para el resto de mi vida. No puedo vivir así. Además, yo no tengo tantos colores. En realidad el pavo real es mucho más colorido que yo. Ese sí que es un pájaro bonito, no? Yo no pienso que yo sea nada feliz.
El cuervo dejó al loro con sus preocupaciones y se puso a buscar un pavo real y encontró uno en el zoo, en el zoológico. Se fue a hablar con él: Amigo, pavo real, eres tan hermoso… Cada día despliegas tus plumas y todo el mundo viene a verte y admirarte. Todo el mundo te ama. La vida debe ser maravillosa para ti. Y el pavo real contestó: Sí, soy un pájaro muy bonito. Pero por mi belleza, estoy aquí atrapado en el zoológico. No puedo salir. Todos los días la gente viene a verme. Sí, pero me arrancan las plumas para hacerse adornos. Y me duele mucho. El cuervo se volvió a quedar muy pensativo y entonces le preguntó al pavo real: ¿Quién crees tú que es más feliz? Y el pavo real contestó: Le he estado dando muchas vuelta, lo he estado pensando mucho y creo que el cuervo es el pájaro más feliz de todos.
Nadie quiere cogerlo y apresarlo y meterlo en una jaula o en un zoológico para que la gente lo vea. Él es un pájaro totalmente libre. Nadie quiere atraparte y tenerte como mascota. Puedes vivir con toda tranquilidad y nunca estará metido en un zoológico. He pensado que si fuera cuervo, sería libre y feliz.
El cuervo se alejó de allí volando y por primera vez en su vida se sintió feliz de ser quien era. Así que se obró el milagro. El cuervo regresó con el monje y le dijo que se había dado cuenta de que era feliz, sumamente feliz, siendo quien era.
¿Qué os parece amigos españoleros? A mí me parece un cuento muy hermoso. Un cuento que te hace reflexionar y te enseña o nos enseña a que valoremos lo que tenemos, nuestros dones, nuestras cualidades con las que tenemos que vivir. Y no pensemos en las cualidades o dones o virtudes que tienen otras personas, porque si queremos tenerlas nosotros, eso nos llevará a la infelicidad, como a nuestro amigo el cuervo. Sin embargo, si nos fijamos en lo que nosotros tenemos, quizá, quizá algún día podremos comprender que esa es nuestra verdadera felicidad.
Así que amigos, si os ha gustado este vídeo, por favor le dais a me gusta, no olvidéis suscribiros y nos vemos aquí muy pronto en futuros vídeos de español y olé. Un besito y hasta muy pronto, amigos. Adiós.