Queridos amigos españoleros, pues… aquí estoy, tomando el sol y estoy haciendo una prueba. Digo: Voy a grabar un vídeo aquí tumbada, tomando el sol para mis queridos amigos españoleros, a ver que tal sale.
Pues sí, aquí me he venido a la playa a tomar el sol, me he puesto mi sombrero como podéis observar. Pero aún no me he bañado en la playa porque la verdad que hace un poco de frío. Estoy congelada. Tengo la piel de gallina y no me apetece nada, nada, meterme en el agua. Pero estoy tomando el sol. Aunque tengo que confesar que estoy aguantando un poco porque tengo frío, pero es que estoy más blanca que la leche, más blanca que la leche. Y quiero ponerme morena, quiero coger un poquito de sol. En español, cuando tenemos la piel muy blanca, porque no nos ha dado el sol, decimos que estamos más blancos que la leche.
Y la verdad que la primera vez que llegamos a la playa, después de todo el invierno en el que no nos ha dado ni un rayo de sol, solemos estar muy blancos. Y cuando tú estás en la playa y seguramente vosotros ya lo hayáis comprobado, cuando tú estás en la playa y ves a alguien muy blanco, más blanco que la leche, pues sabes que acaba de empezar sus vacaciones. Sin embargo, cuando ves a alguien que está ya súper moreno, que tiene un color bronceado, un color muy bonito de piel, ya sabes que lleva mucho tiempo de vacaciones.
Y yo, pues nada, qué queréis que os diga, estoy más blanca que la leche y aunque como ya os digo, hace un día un poco de frío porque hace un poco de viento y la verdad que no apetece mucho meterse en el agua, estoy aquí aguantando, a ver si cojo un poquito de color porque ya va siendo hora, a estas alturas del año de broncearse un poquito, así que ya os he contado una expresión: estar más blanco que la leche, y nada, aquí sigo, bronceándome un ratito más. Hasta luego.