Queridos amigos españoleros, hoy vamos con el capítulo número siete de nuestro libro:”El arte de no amargarse la vida” del doctor Santandreu. Así que no os perdáis todo este resumen del capítulo. Adelante.
Vamos a empezar, como siempre, con nuestro mantra particular: Yo hablo español, yo hablo español, yo hablo español.
Amigos españoleros, ya sabéis que estamos comentando y resumiendo este libro del doctor Santandreu. Ya vamos por el capítulo número siete. Así que si acabáis de empezar a ver este vídeo, podéis ver el vídeo solamente o ir al capítulo uno para verlos todo correlativos, es decir, uno detrás de otro. Lo dejo a vuestra elección. El caso es que vamos a continuar ya con nuestro capítulo siete.
Antes y para hacer un poquito de resumen, hemos estado hablando de las creencias irracionales, esas creencias que están en nuestra mente y nos hacen pensar de forma negativa, nos hacen pensar de una manera que afecta negativamente a nuestras emociones. Y ahora Rafael Santandreu nos propone un método, un método para cambiar estas creencias irracionales en creencias racionales, es decir, pasar de unas creencias negativas y malas para nuestras salud a unas creencias positivas y buenas para nuestra salud. Y este método que él nos propone se llama “La rutina del debate”. La rutina del debate es como un debate rutinario, un debate mental que tenemos que hacer todos los días.
Y ese es el éxito de este método, hacerlo todos los días y con perseverancia, convertirlo en una rutina. Y el método consta en realidad de tres pasos, sólo tres pasos que si aprendemos a realizarlos, según el doctor Santandreu, son más fáciles que aprender un nuevo idioma. Y fijaos, os lo digo a vosotros, que aprender español. Si aprendemos a hacer los tres pasos y no lo metemos en nuestra cabeza, los resultados serán incluso mejores, nos promete el doctor Santandreu. Incluso mejor que aprender un nuevo idioma. Así que vamos a ver cuáles son esos tres pasos.
1.- El primer paso es descubrir la creencia irracional que nos hace preocuparnos. Es muy importante. Aquí está la clave en darse cuenta de lo que pensamos, de esa creencia irracional que tenemos en la cabeza. Y para que aprendamos a hacerlo, nos pone un ejemplo.
Y este ejemplo es la historia de un paciente suyo que se llama o que se llamaba Eduardo. Es un paciente de 25 años de edad que sufría mucho tras una separación, una separación de su pareja y parece ser que hacía un año había abandonado a Eduardo y estaba desesperado desde entonces. Se sentía la persona más desgraciada del mundo y Rafael Santandreu le dijo que él entendía que se sintiese mal, pero no hasta tal punto de desesperación porque su pareja lo hubiese dejado. Porque según el doctor Santandreu, después de un año de separación más o menos, las personas suelen estar recuperadas y no entendía por qué él no lo estaba.
Y él le dijo, su paciente le dijo: Pues no lo sé, o yo debo ser muy tonto, muy tonto o demasiado romántico. Y después de mucho hablar con él, llegaron a la conclusión de que la creencia irracional de Eduardo era la siguiente: Necesito pareja para ser feliz. Y Eduardo, como ya no la tenía, se sentía un auténtico fracasado. Sentía que su vida sin pareja era terrible. Esa situación para él era muy mala, terrible y absolutamente de fracaso.
2.- Una vez descubierta, cuál es la creencia irracional que nos hace sufrir, tenemos que pasar al segundo paso y el segundo paso es el de combatir las creencias irracionales. Y hay tres argumentos, tres argumentos para combatirla.
El primer argumento que nos propone el doctor Sant Andreu es el argumento comparativo, comparativo porque nos tenemos que comparar con otras personas. Y la pregunta sería la siguiente: ¿Existen otras personas que son felices en la misma situación? Es decir, en el caso de Eduardo, Eduardo, el paciente de nuestro ejemplo, podríamos pensar que existen personas que no tienen pareja y viven vidas felices, por ejemplo: monjes, monjas, sacerdotes, solteros… Por lo tanto no parece ser que no tener novia o novio sea el fin del mundo y se pueden vivir vidas apasionantes y ser muy felices sin pareja, porque nosotros, por nosotros mismos podemos hacer muchas cosas interesantes. Ese sería un argumento.
En segundo lugar, tendríamos el argumento de las posibilidades y este nos viene a decir esto: Aún con esta adversidad, aún con esta desgracia, entre comillas, podría llevar a cabo objetivos interesantes por mí y por los demás. Es decir, en el caso de Eduardo, aún sin tener pareja, podría llevar a cabo objetivos interesante por mí y por los demás. Y nos pone el doctor Santandreu el ejemplo de Stephen Hawking. Stephen Hawking, este científico inglés con una parálisis total en todo su cuerpo. Lo único que él podía hacer era utilizar su cerebro y ya, ya sabéis que lo utilizó muy bien porque estaba entregado a la física teórica. Él era una persona totalmente inválida, excepto por su cerebro, que era lo único que le permitía pensar. Y solo en este pequeño espacio que él podía hacer, que era el de pensar, el dice que se sentía absolutamente feliz porque había descubierto un área de su vida en la que podría, en la que podía crecer, disfrutar y desarrollarse. Así que imaginaros si Stephen Hawking con todas las limitaciones que tenía, podía ser feliz y hacer cosas por sí mismo y por los demás, nuestro amigo Eduardo, que no tenía pareja en ese momento, parece ser que si comparamos, no era una cosa demasiado grave como comparada con Stephen Hawking, con lo cual él también debería poder ser feliz y hacer cosas por sí mismo y por los demás.
Y el tercer argumento para combatir las creencias irracionales que nos da el doctor Santandreu es el argumento existencial. Y podríamos decir lo siguiente: en un universo infinito de planetas y estrellas que nacen y mueren sin cesar, ¿existe algo realmente tan dramático como que mi novia me haya dejado? O también podríamos pensar: ¿qué será de mí y del problema que me preocupa dentro de 100 años? Dentro de 100 años quizá ni siquiera existamos. Quizá no, seguramente ya no existimos. Y es verdad. Muchas veces nuestros problemas se hacen muy, muy, muy pequeños si los comparamos con determinadas cosas como el universo o con el paso del tiempo. Esos problemas que tanto nos preocupan con el paso del tiempo, seguramente no van a ser tan importantes como nos parecen ahora.
Y ya hemos reconocido cuál es nuestra creencia irracional. Hemos combatido con ella a través de los tres argumentos que nos aconseja el doctor Santandreu, y el paso tres sería establecer la creencia racional. Y Rafael Santandreu dice una cosa que a mí me encanta, una frase que creo que es la clave y la voy a leer textualmente para que veáis cuál es, el dice: La creencia racional es una frase constructiva y que produce sosiego. La vuelvo a leer. La creencia racional es una frase constructiva y que produce sosiego, es decir, que nos produce tranquilidad y paz interior. Esa creencia racional nos produce paz interior que es tan necesaria para nosotros, ¿verdad?
Y en el caso de nuestro amigo Eduardo, que lo dejó su pareja, él podría pensar de la siguiente manera: Me gustaría tener novia, pero si finalmente no la tengo, aún podré llevar a cabo muchas cosas valiosas por mí y por los demás, y aún así podré ser feliz. Si nunca llegó a tener pareja, me perderé algo interesante, pero la vida ofrece muchas más oportunidades de tener una existencia feliz. Ojalá, ojalá todos pudiésemos hacer esto con nuestras creencias irracionales. Estos tres pasos que nos propone el doctor Santandreu y ojalá que seamos capaces de cambiar esas creencias irracionales a creencias racionales que nos produzcan más paz y sosiego. Es una cosa que deseo para mí y deseo para todos vosotros.
Fijaos qué de cosas estamos aprendiendo, estamos aprendiendo español, estamos aprendiendo cosas interesantes sobre crecimiento personal. Por favor, dejadme escrito en los comentarios si os ha gustado este capítulo, a mí me ha encantado.
Y bueno, amigos, hasta aquí hemos llegado en el vídeo de hoy. Si os ha gustado, por supuesto, dejadme un me gusta, no olvidéis suscribiros al canal como siempre digo y nos vemos aquí en futuros vídeos de español y olé. Un besito y hasta muy pronto amigos. Adiós.