🎁🎄CUENTO de NAVIDAD🎄🎁: "El HOMBRE de JENGIBRE". Historias navideñas para mejorar tu español.
Queridos amigos, con este vídeo os quiero desear una Feliz Navidad. Y no solo eso, también os voy a contar un cuento de Navidad muy divertido. Así que si no os lo queréis perder, quedaos hasta el final.
Vamos a empezar, como siempre, con nuestro mantra particular: Yo hablo español, yo hablo español, yo hablo español.
Amigos, un año más hemos llegado juntos a la Navidad y estoy muy contenta, así que he decidido hacer un vídeo aquí al lado de mi árbol de Navidad que me encanta. Y os voy a leer un cuento. Un cuento de Navidad, un cuento muy divertido, ya veréis por qué. Así que estad muy atentos.
Érase una vez una mujer viejecita que vivía en una casita vieja en la cima de una colina, rodeada de huertas doradas, bosques y arroyos. A la vieja le encantaba hornear y un día de Navidad decidió hacer un hombre de jengibre. Formó la cabeza y el cuerpo, y los brazos y las piernas. Agregó pasas jugosas para los ojos y la boca y una fila enfrente para los botones de su chaqueta. Luego puso un caramelo para la nariz. Al fin lo puso en el horno. La cocina se llenó del olor dulce de especias y cuando el hombre de jengibre estaba crujiente, la vieja abrió la puerta del horno. El hombre de jengibre saltó del horno y salió corriendo cantando:
¡Corre, corre tan pronto como puedas! No puedes alcanzarme. Soy el hombre de jengibre.
La vieja corrió, pero el hombre de jengibre corrió más rápido.
El hombre de jengibre se encontró con un pato que le dijo:
¡Cuá, cuá! Hueles delicioso. Quiero comerte.
Pero el hombre de jengibre siguió corriendo. El pato lo persiguió balanceándose. Pero el hombre de jengibre corrió más rápido.
Cuando el hombre de jengibre corrió por las huertas doradas, se encontró con un cerdo que cortaba paja. El cerdo dijo:
¡Para hombre de jengibre, quiero comerte!
Pero el hombre de jengibre siguió corriendo. El cerdo lo persiguió brincando. Pero el hombre de jengibre corrió más rápido.
En la sombra fresca del bosque, un cordero estaba picando hojas cuando vio al hombre de jengibre, dijo:
¡Beee, beee! Para hombre de jengibre. ¡Quiero comerte!
Pero el hombre de jengibre siguió corriendo. El cordero lo persiguió saltando. Pero el hombre de jengibre corrió más rápido.
Más allá, el hombre de jengibre podía ver un río ondulante. Miró hacia atrás sobre el hombro y vio a todos los que le estaban persiguiendo.
¡Paaa, paaa! Exclamó la vieja.
¡Cuá. Cuá! Graznó el pato.
¡Oing! ¡Oing! Gruñó el cerdo.
¡Beee, beee! Baló el cordero.
Pero el hombre de jengibre se rió y continuó hacia el río. Al lado del río vio a un zorro. Le dijo al zorro:
He huido de la vieja y el pato, y el cerdo y el cordero. Puedo huir de ti también. Corre y corre tan pronto como puedas. No puedes alcanzarme. Soy el hombre de jengibre.
El zorro astuto sonrió y dijo:
Espera, hombre de jengibre, soy tu amigo. Te ayudaré a cruzar el río. Échate encima de mi cola.
El hombre de jengibre echó un vistazo hacia atrás y vio a la vieja, al pato, al cerdo y al cordero. Acercándose, se echó encima de la cola sedosa del zorro, y el zorro salió nadando en el río. A mitad del camino, el zorro le pidió que se echara sobre su espalda para que no se mojara. Y así lo hizo. Después de unas brazadas más, el zorro dijo:
Hombre de jengibre, el agua es aún más profunda. Échate encima de la cabeza.
¡Ja, ja! Nunca me alcanzarán ahora. Río el hombre de jengibre.
¡Tienes la razón!- Chilló el zorro.
El zorro echó atrás la cabeza y tiró al hombre de jengibre en el aire y lo dejó caer en la boca con un crujido fuerte. El zorro se comió al hombre de jengibre.
La vieja regresó a casa y decidió hornear un pastel de jengibre en su lugar.
¿Os ha gustado? Queridos amigos, decídmelo en los comentarios y deseadme todos a mí también, una Feliz Navidad en los comentarios. ¡Vamos!
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